Quizás alguna vez te lo hayas preguntado. Entras en el ascensor de un hospital o centro de salud esperando a retocar tu peinado y resulta que no hay espejo que valga. Existe una razón para que esto sea así.
Normalmente a los ascensores de los hospitales, además de familiares y amigos de enfermos, entran y salen habitualmente pacientes extremadamente desmejorados y con un estado de salud muy delicados. Algunos lo hacen en camilla o en sillas de ruedas y con una cara con la que harían añicos cualquier espejo.
Pues bien, la razón de por qué no hay espejos en los ascensores de los hospitales no es otra sino para que los enfermos no puedan ver sus caras de cansancio y de tristeza, pues nada les haría sentir peor.
Y es que, según un estudio del departamento de psicología de la universidad de Arizona, el hecho de que no haya espejos en los hospitales en general, y concretamente en estos habitáculos, contribuyen a mejorar el estado de ánimo del paciente y de sus familiares. QUE.ES
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