Uno de los más grandes misterios de la pintura ha sido por fin resuelto: la mujer del cuadro ‘El origen del mundo’, el celebérrimo desnudo pintado por Gustave Courbet en el siglo XIX, ha sido identificada. Se llamaba Constance Queniaux, una antigua bailarina de la Ópera de París, revela un libro que aparecerá el 4 de octubre.
El cuadro, que puede verse en el museo parisino de Orsay, es mundialmente conocido y suntuosamente provocador. Varios nombres fueron propuestos a lo largo de la historia para intentar identificar la mujer que sirvió de modelo a Gustave Courbet para esta pintura de 1866 a petición del diplomático turco Khalil-Bey, un figura emergente del Todo París de los años 1860.
En 1866, Constance Quéniaux tenía 34 años. Ya no bailaba desde 1859 y era una de las amantes de Khalil-Bey en ese Paris de cortesanas y pajaritas. Estas mujeres, entre ellas numerosas bailarinas, pobres y ricas, coaccionadas o decididas, eran mantenidas por los hombres poderosos.
Como muchos descubrimientos, éste, explicado por Claude Schopp en ‘El origen del mundo, vida de la modelo’, es fruto del azar. Fue trabajando en la correspondencia de Alejandro Dumas hijo y George Sand, que el gran especialista francés en Dumas padre e hijo, resolvió un enigma oculto durante 152 años.
El objetivo del investigador no era hacer una búsqueda sobre este cuadro censurado en Facebook que durante un tiempo perteneció al psicoanalista Jacques Lacan. Mientras estudiaba las cartas intercambiadas entre George Sand y Dumas hijo, Claude Schopp se vio sorprendido por una errata en la traducción de una misiva del escritor a Sand en junio de 1871.
El escritor desproticaba de Courbet: “no pintamos con su pincel la más delicada y sonora entrevista a la señorita Queniault (sic) de la Ópera”. “¿Entrevista? Eso no quería decir nada”, explica Claude Schopp, que decidió confirmar esta transcripción en el manuscrito conservado en la Biblioteca Nacional de Francia (BNF). No era “entrevista” lo que debía leerse, sino “decoración”.
El investigador Claude Schopp descubrió el nombre de la modelo por azar al analizar la correspondencia entre Alejandro Dumas hijo con George Sand
“Fue como una luz”, recuerda el investigador, que hace copartícipe de su descubrimiento a Sylvie Aubenas, directora del departamento de estampas y fotografías de la BNF. “Este testimonio de la época descubierto por Claude Schopp me lleva a afirmar que tenemos la certeza en un 99% que la modelo de Courbet era Constance Queniaux”, dice Aubenas.
Antes del descubrimiento de Claude Schopp, habían circulado varios nombres relacionados con la identidad de la modelo, como Joanna Hifferman, amante de Courbet en el verano de 1866, a la que su rojez irlandesa y la tez blanca corresponden poco a lo que desvela el cuadro; o el de Jeanne de Tourbey, querida del diplomático otomano, cuya figura poco tenía que ver con el de una modelo.
La negrura de la cabellera de Constance y sus “bellas cejas negras”, alabadas por la crítica cuando bailaba en la Opera, son más propios de la lujuriosa vellosidad de la modelo, explica Sylvie Aubenas, en cuyo departamento conserva varias fotos de Constance Queniaux.
A lo largo de siglo y medio, circularon varios nombres de mujeres que podían haber servido de modelo a Courbet. ¿Por qué su nombre no apareció antes? “Es un secreto conocido por todos”, sugiere Aubens. Si Dumas da su nombre, es más por su rencor hacia Courbet. Con el paso del tiempo, Constance se convirtió en “una mujer de bien”, “respetable”, que se dedica a las obras filantrópicas. No se remueve el pasado.
Otro elemento corrobora el hallazgo de Claude Schopp: cuando murió Constance, en 1908, descubrieron entre los objetos de su testamento un cuadro de Courbet que representa un ramo de flores. La composición mezcla hábilmente flores y plantas en macetas.
En el lado izquierdo, flores primaverales como iris, tulipas o prímulas; en la lado derecho, camelias rojas y blancas. “Las flores dedicadas a las cortesanas en la época de Dumas hijo”, remarca Sylvie Dumas. En el centro del cuadro, se destaca una planta gruesa que extiende al espectador una corola roja que se abre. “Que hermoso tributo del artista y amante a Constance”, subraya Aubenas. Un cuadro pintado por Courbet hallado en el testamento de Constance corrobora que ella fue la modelo - lavanguardia.com
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