La humanidad ya ha dado un paso adelante hacia la creación de androides: científicos británicos crean un robot equipado con un verdadero intestino, y ya piensan en el siguiente modelo que tendrá una dieta basada en la carne.
Hace tiempo que los ingenieros piensan en construir un mecanismo que pueda buscar fuentes de energía autónomamente. Ya han elaborado algunos modelos. Estos robots se alimentan de las llamadas celdas de combustible bacteriana (CCB), dispositivos en los cuales la energía química de un compuesto, normalmente glucosa, es convertida en energía eléctrica mediante la acción bacteriana. Sin embargo, hasta el momento nadie ha podido resolver el problema de los deshechos de este proceso.
Chris Melhuish, Ioannis Ieropoulos y sus colegas de la oficina de diseño Bristol Robotics Lab de la Universidad de Bristol, Reino Unido, tardaron tres años en crear el Ecobot-3. Este robot puede hacer operaciones simples (por ejemplo, moverse hacia la luz) de forma independiente durante siete días. Una vez al día se evacuan los deshechos. El componente principal del intestino artificial es una bomba de manguera, o bomba peristáltica, que gracias a la gravedad funciona como el intestino grueso de los seres vivos.
El proceso de la digestión empieza cuando el robot se acerca al dosificador que le proporciona en la 'boca' una biomasa especial –una mezcla de minerales, sales, extratos de levadura y otras sustancias nutritivas–. Dentro del robot la comida se separa entre 48 celdas de combustible bacteriana. En sus compartimentos de ánodo transcurren las reacciones de reducción-oxidación. Se liberan átomos de hidrógeno que contactan con los electrodos y generan la corriente. Los iones de hidrógeno pasan por la membrana de cambio protónico y llegan al compartimento de cátodo, donde los capturan los átomos de oxígeno, reponiendo asimismo el almacenaje del agua. Y como el agua se evapora naturalmente, el robot necesita no sólo comer, sino también beber.
La biomasa no digerida se baja a una bandeja en el centro del aparato, desde donde varias veces regresa a la 'boca' para sacar la máxima energía, y luego se evacua. Las celdas no se atascan y las bacterias no se destruyen por los deshechos acídicos.
De momento los CCB pueden recibir de la biomasa solamente el 1% de la energía química, y los científicos piensan en mejorar este resultado. Sin embargo, como afirma Robert Finkelsein, especialista del proyecto Energetically Autonomous Tactile Robot de la DARPA, la mejor tecnología es quemar la biomasa y no digerirla. El robot de Finkelstein, que está a punto de ser presentado, podrá recorrer 160 kilómetros utilizando 60 kilogramos de biomasa.
No obstante, la tecnología de CCB tiene su gran ventaja: las celdas puede digerir prácticamente todo, incluidas aguas residuales, porque emplean centenares de bacterias diferentes. Los experimentos de Bristol Robotics Lab pueden también contribuir a la creación de una nueva tecnología de purificación de aguas residuales. El Ecobot-3 será mostrado al público en la conferencia Artificial Life (Vida artificial), que se celebrará en Odense, Dinamarca, en agosto. El siguiente paso de sus creadores será la construcción de un modelo que pueda asimilar la carne. Según Ioannis Ieropoulos, no hay nada que temer: la ración sólo permitiría al robot recorrer 21 centímetros al día, así que no habrá forma de que les atrape. actualidad.rt.com
¿PARA CUANDO UN ROBOT VEGETARIANO?
Hace tiempo que los ingenieros piensan en construir un mecanismo que pueda buscar fuentes de energía autónomamente. Ya han elaborado algunos modelos. Estos robots se alimentan de las llamadas celdas de combustible bacteriana (CCB), dispositivos en los cuales la energía química de un compuesto, normalmente glucosa, es convertida en energía eléctrica mediante la acción bacteriana. Sin embargo, hasta el momento nadie ha podido resolver el problema de los deshechos de este proceso.
Chris Melhuish, Ioannis Ieropoulos y sus colegas de la oficina de diseño Bristol Robotics Lab de la Universidad de Bristol, Reino Unido, tardaron tres años en crear el Ecobot-3. Este robot puede hacer operaciones simples (por ejemplo, moverse hacia la luz) de forma independiente durante siete días. Una vez al día se evacuan los deshechos. El componente principal del intestino artificial es una bomba de manguera, o bomba peristáltica, que gracias a la gravedad funciona como el intestino grueso de los seres vivos.
El proceso de la digestión empieza cuando el robot se acerca al dosificador que le proporciona en la 'boca' una biomasa especial –una mezcla de minerales, sales, extratos de levadura y otras sustancias nutritivas–. Dentro del robot la comida se separa entre 48 celdas de combustible bacteriana. En sus compartimentos de ánodo transcurren las reacciones de reducción-oxidación. Se liberan átomos de hidrógeno que contactan con los electrodos y generan la corriente. Los iones de hidrógeno pasan por la membrana de cambio protónico y llegan al compartimento de cátodo, donde los capturan los átomos de oxígeno, reponiendo asimismo el almacenaje del agua. Y como el agua se evapora naturalmente, el robot necesita no sólo comer, sino también beber.
La biomasa no digerida se baja a una bandeja en el centro del aparato, desde donde varias veces regresa a la 'boca' para sacar la máxima energía, y luego se evacua. Las celdas no se atascan y las bacterias no se destruyen por los deshechos acídicos.
De momento los CCB pueden recibir de la biomasa solamente el 1% de la energía química, y los científicos piensan en mejorar este resultado. Sin embargo, como afirma Robert Finkelsein, especialista del proyecto Energetically Autonomous Tactile Robot de la DARPA, la mejor tecnología es quemar la biomasa y no digerirla. El robot de Finkelstein, que está a punto de ser presentado, podrá recorrer 160 kilómetros utilizando 60 kilogramos de biomasa.
No obstante, la tecnología de CCB tiene su gran ventaja: las celdas puede digerir prácticamente todo, incluidas aguas residuales, porque emplean centenares de bacterias diferentes. Los experimentos de Bristol Robotics Lab pueden también contribuir a la creación de una nueva tecnología de purificación de aguas residuales. El Ecobot-3 será mostrado al público en la conferencia Artificial Life (Vida artificial), que se celebrará en Odense, Dinamarca, en agosto. El siguiente paso de sus creadores será la construcción de un modelo que pueda asimilar la carne. Según Ioannis Ieropoulos, no hay nada que temer: la ración sólo permitiría al robot recorrer 21 centímetros al día, así que no habrá forma de que les atrape. actualidad.rt.com
¿PARA CUANDO UN ROBOT VEGETARIANO?
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