William Jackson, de 19 años y residente en Washington D.C. (EE.UU.) se levantó un buen día con una extraña determinación: ser conductor de autobuses.
Ignoramos si era por cumplir un sueño, ganar una apuesta o sencillamente porque ese día tengía ganas de fastidiar. El caso es que consiguió un uniforme, se subió a uno de los autobuses sin llamar la atención de los demás empleados de la empresa. Y arrancó…
Lo curioso del asunto es que nadie le detuvo y, lo que es más, pudo conducir hasta la parada de cabecera de una de las líneas que atraviesa la ciudad y recogió a ocho pasajeros, suponemos que demasiado preocupados por sus asuntos como para preguntarse por qué un chavalillo estaba conduciendo el autobús.
Sin embargo la hazaña de William no duró mucho. A pocos metros de la parada la realidad, encarnada en voluminoso tronco, fue a chocarse contra las aspiraciones de Jackson.
Vamos… que se empotró contra un árbol. Poco tiempo después llegaba la policía, llamada por un testigo, y William, en lugar de entonar el “mea culpa”, salió corriendo del lugar. Sin embargo, un corredor que en lugar de pantalones cortos lleva un uniforme de conductor de autobuses es fácil de reconocer. Así que fue llevado a comisaría. NOPUEDOCREER.COM
Ignoramos si era por cumplir un sueño, ganar una apuesta o sencillamente porque ese día tengía ganas de fastidiar. El caso es que consiguió un uniforme, se subió a uno de los autobuses sin llamar la atención de los demás empleados de la empresa. Y arrancó…
Lo curioso del asunto es que nadie le detuvo y, lo que es más, pudo conducir hasta la parada de cabecera de una de las líneas que atraviesa la ciudad y recogió a ocho pasajeros, suponemos que demasiado preocupados por sus asuntos como para preguntarse por qué un chavalillo estaba conduciendo el autobús.
Sin embargo la hazaña de William no duró mucho. A pocos metros de la parada la realidad, encarnada en voluminoso tronco, fue a chocarse contra las aspiraciones de Jackson.
Vamos… que se empotró contra un árbol. Poco tiempo después llegaba la policía, llamada por un testigo, y William, en lugar de entonar el “mea culpa”, salió corriendo del lugar. Sin embargo, un corredor que en lugar de pantalones cortos lleva un uniforme de conductor de autobuses es fácil de reconocer. Así que fue llevado a comisaría. NOPUEDOCREER.COM
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