Romney y Obama -
Después de un día entero de elogios y alabanzas por la evidente victoria del candidato republicano, se publica un vídeo en el que se deja en duda una posible “chuleta”. Al parecer, mientras Romney caminaba hacia su atril, sacó del bolsillo lo que podría ser un pañuelo blanco o un trozo de papel con posibles apuntes. Esto lo cambiaría todo. No sólo porque dentro de las reglas del debate los candidatos presidenciales no pueden llevar apuntes, sino porque esto pondría inmediatamente en duda la victoria de Romney, afectando posiblemente el impulso que había recibido en las encuestas post debate. La única ayuda con la que pueden contar es un papel en blanco y un bolígrafo para ir tomando notas a medida que se va desarrollando el debate. Ambos elementos además, son proporcionados exclusivamente por la Comisión de debates presidenciales.
A minutos de que finalizara el debate del miércoles, el escenario político se movió. No había duda, Romney había vencido al Presidente. Esta sorpresa política llevó al candidato y a los republicanos a jactarse de ello, con una nueva confianza y seguridad en la campaña. Tanto, que les había llevado a redefinir su estrategia. Los asesores de Romney anunciaron una reinvención del candidato apuntalada en la cobertura de la imagen positiva que habría recibido después del primer debate. Aprovechando que el siguiente no será hasta dentro de dos semanas, sus asesores hablaron con bastante optimismo de lograr mantener el nuevo impulso en las encuestas –tanto incluso que han enviado mails a sus simpatizantes al respecto—como eje central de su nueva estrategia. Su objetivo se centraría en mostrar que el Romney del debate es el verdadero Romney. Se trata de vender al candidato calmado, seguro, y humilde a quien le importan las personas de la clase media. Eso, y seguir aumentando el contraste entre las políticas fallidas de Obama.
Mientras tanto, Obama salió del debate cabizbajo pero con una nueva razón para ser más agresivo. Su último mitin fue una respuesta directa al debate; con comentarios sarcásticos y ataques directos a Romney, fue solo así que el Presidente pudo responder a cada uno de los golpes que le había propinado Romney en Denver. Su estrategia de respuesta se ha centrado en dos argumentos: 1. Reiterar y repetir hasta el cansancio –que lo hizo—que el Romney del debate no era el verdadero Romney, y 2. Cuestionar la honestidad de Romney respecto a su plan económico. “Los números no cuadran”.
Sin embargo, si efectivamente Romney hizo trampa en el debate, a lo que se tendrá que enfrentar estas próximas semanas no tiene nombre: no solo le caerá la Comisión de debates presidenciales encima por violación a las normas, sino que también perderá el impulso recibido y se enfrentará a lo que podría ser la peor ofensiva de campaña. Romney tendrá que demostrar lo contrario. elperiodico.com
1 Comentarios
Se ve muy bien cuando él saca la chuleta del bolsillo.
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