En los alrededores de Zúrich hay un coche que circula con un tubo en el techo. El propietario –que ya es muy conocido entre los agentes de la Policía de tráfico– explica que necesita de su exótico vehículo para poder beber alcohol en las fiestas.
"Es que me encanta todo tipo de fiestas y divertirme bebiendo. Pero la legislación suiza es muy estricta: no puedes conducir ebrio, debes apagar el motor y quitar las llaves del coche. No me gusta abusar de mis amigos pidiéndoles favores de pasar la noche en su casa. Y en invierno, si duermes en el auto, hasta puedes congelarte. Resolví el problema al instalar este hornillo", contó Pascal Prokop a una cadena rusa de televisión.
Para recibir la autorización de utilizar su automóvil modificado el hombre tuvo que ir de puerta en puerta en la unidad de tráfico de la Policía local, pero, al final, logró un permiso especial para circular, no obstante, con una restricción: "El horno no debe utilizarse mientras el vehículo esté en marcha".
Pascal está seguro de que en Rusia su 'know-how' es absolutamente necesario. Por ejemplo, si el vehículo se estropea por el camino, el conductor no se va a congelar, aunque haga un frío atroz. "Ferrari y Rolls Royce ya no sorprenden a nadie, y este coche es único", señala Peter Virsh, un amigo del inventor que también colocó una estufa en propio vehículo.
Sin embargo, los peatones, tras tragarse el humo del tubo de un coche aparcado, parecen no compartir el entusiasmo de estos dos amigos.
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