Pincher Creek, Alberta: dos hombres se pierden en un bosque, cae la noche y con ella las temperaturas. Uno de ellos decide, ante la desesperación, arrancar los asientos del coche y prenderles fuego para mantenerse calientes. Poco después incendian el coche entero, temerosos de morir congelados. Hasta ahí todo normal: una situación extrema requiere medidas extremas.
Pero es en los detalles donde este caso empieza a ser sospechoso de tontería absoluta: el fuego captó la atención de alguien alguien que pasaba por ahí, el cual llamó a la policía y dos agentes se presentaron en el lugar para encontrarse con el coche completamente quemado y los tipos en un estado de creciente ansiedad. Como apuntábamos antes, alguien cercano llamó a la policía, lo que significa que había cobertura en la zona, y al ser preguntados por los agentes los tipos reconocieron que nunca se les ocurrió pedir ayuda por teléfono a pesar de tener los móviles cargados y en perfecto funcionamiento.
Para colmo, el amanecer trajo consigo el descubrimiento de que se encontraban a sólo unas decenas de metros de la casa más cercana. Ambos fueron tratados por quemaduras leves y síntomas de enfriamiento (nada serio).
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