Hay que reconocer que la idea es simpática; es la ejecución lo que me preocupa. Los condones con sabor a cannabis no te van a subir, claro, pero a todo consumidor habitual le creará una asociación de ideas nítida abriéndose paso por su cerebro: el olor le provocará carcajadas porque le recordará a sus sesiones reales.
A no ser que sea uno de los que se van a un rincón a contarle su opinión acerca de El Anillo del Nibelungo a su rodilla, que también los hay y es mejor no acercarse a ellos de forma sigilosa. Tampoco es cuestión de acercarse con el cuerpo cubierto de cascabeles. Simplemente, es una conversación íntima entre un hombre, Wagner y su rodilla; tened educación y no interrumpáis.
El nombre oficial de estos sombreros es cannadoms y sí, son verdes. Eso también es preocupante. Verde. No es el color más seductor. Aunque, por otra parte, si necesitas seducir a alguien con el color del preservativo es que has llegado muy por los pelos.
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