Numerosas veces nos hemos preguntado cuestiones durante años sin encontrar respuestas convincentes. Desde cuestiones trascendentales a curiosidades insatisfechas. Un claro ejemplo de lo último son los pequeños agujeros del bolígrafo BiC, concretamente el que tiene en un lateral y el que se halla en el tapón del mismo. A simple vista parece una cuestión insignificante.
Muchos han sido los que se han hecho dicha cuestión, hasta el punto en que la empresa se ha visto obligada a calmar sus dudas y dar explicaciones en su página web. Ambas aperturas tienen explicaciones científicas. En primer lugar, la función del agujero lateral es la de “igualar la presión que existe en el exterior del bolígrafo con la que hay en su interior”, afirma la empresa.
Llegados a este punto podríamos dar un giro a nuestra visión y cambiar la pregunta: “¿Qué pasaría si ambos orificios no estuvieran?” La respuesta, después del planteamiento anterior, es muy sencilla. Al parecer, el pequeño BiC podría estallar cuando, por ejemplo, su propietario lo subiera a un avión. Aun así, ese no es su único uso. La segunda aplicación es la de evitar que la tinta salga al soportar los cambios sensibles de presión.
En segundo lugar, la empresa BiC también ha dado razones para explicar el agujero final de la tapa del boli. Además de ser útil para evitar fugas, su objetivo principal es el de colaborar con las normas de seguridad internacional, que tratan de disminuir el riesgo de ahogo en el caso de que un niño se tragase dicha pieza. De este modo, el chico podría seguir respirando aunque la ingiriese y se quedara ajustada en su garganta. EP.CAT
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