Los altavoces AudioOrbs pretenden, una vez más, que la música nos aísle del entorno lo máximo posible. Su estructura es la de una burbuja con un agujero para adentrarnos en ellos. Una vez dentro parecen bastante cómodos, los dieciocho altavoces integrados te aseguran un buen sonido y son portátiles en la misma medida en la que una cama de matrimonio lo es.
No es, en mi consideración, un objeto que adquirir para uno mismo (aunque su precio ronda los 15.000 euros). Sí debería usarse para salpicar las ciudades de "puntos de espera musicales", lugares en los que uno mata el tiempo escuchando música que le es ajena mientras espera al amigo que siempre llega tarde. La alternativa es esperar en una esquina y contar personas a las que le quedaría bien un parche en el ojo. Realmente son pocas.
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