Erika es una chica que no se siente atraída por las personas sino por los objetos, se casó con la Torre Eiffel y ahora Samanta la lleva a Barcelona para ver la grúa de la que se enamoró. Además, Erika llega al encuentro con la reportera con su nueva pareja, un monopatín. “Tengo relaciones emocionales, espirituales y románticas con objetos, no con gente”, explica.
“Para mí era normal, actuaba con naturalidad hasta que la gente empezó a decirme que eso no era normal, que era diferente. No espero que la gente entienda la sexualidad objetual, solo puedo pedir que la respeten”, cuenta Erika.
"Adoro a mis amigos pero no estoy enamorada de ellos. La única diferencia con ellos es que mi pareja es un objeto, no una persona", continúa. Una de las relaciones más intensas de Erika fue con un arco, duró ocho años e incluso llegó a competir en la selección de Estados Unidos.
“¿Se pueden tener relaciones sexuales con los objetos?”, se interesaba Samanta en el momento de meterse en la cama con el monopatín. “Hay momentos íntimos pero el sexo no puede definirse como con los humanos, porque las piezas no encajan igual. Podemos abrazarnos y hacer cosas que son muy íntimas y afectuosas. Yo no puedo masturbarme, jamás he podido tocarme. Mis manos tocándome a mí misma… me da repelús”, explica Erika.
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